jueves, 26 de febrero de 2009

Me encanta recordar los buenos momentos‏

Y tengo la suerte de poder decir que mi niñez está plagada de ellos. Hace poco hice un post dedicado a mi mejor amiga. Hoy se lo dedico a aquella pequeña clase de 10 alumnos de aquel pueblo tan especial llamado Vilafamés.

Cuando llegué tenía 6 añitos, como algunos recordaréis la primera en decirme algo fue Reyes, mi mejor amiga. En el patio conocí a las dos otras chicas de la clase, Sara y Isabel. Isabel y yo nos quedábamos al comedor juntas, pues nuestros padres trabajaban. Así fue como hicimos una gran amistad y complicidad. Aún ahora cuando me la encuentro por la universidad, ambas llegamos tarde al sito al que íbamos, pues la media hora de palique no nos la quita nadie... Recuerdo que cuando terminábamos de comer nos apropiábamos de los dos únicos columpios que había en el cole, pues los niños más mayores que nosotras, no querían subir casi nunca (en tal caso nos íbamos) y los más peques ya sabían que las mayores mandábamos jeje.

De todas formas como sólo éramos diez, solíamos jugar todos juntos. Quizás nuestro juego preferido era el escondite. Que tramposos éramos, aunque, que inocentes. Pasábamos patios enteros jugando a ello, incluso de un día para el otro nos acordábamos de a quien le tocaba pagar. De forma muy especial jugaba al pilla-pilla con ellos. Mi diversidad funcional me impide correr tan rápido como los demás. Ellos no quisieron que yo quedara excluida del juego, ni mucho menos que fuera “suro” (que aunque te pillasen no pagabas), así que ingeniaron entre todos que siempre que vinieran a por mí lo harían a saltos y con el paso de los años al trote. De forma que yo participé en todo sus juegos con normalidad. Incluso, como aquel pueblo es muy montañoso, solíamos ir alguna masía y siempre acabábamos en alguna cueva o en lo alto de algún sitio, el problema venía cuando yo quería bajar, ahí te veías a Fran cogiéndome de un brazo, a Miguel del otro, a David de detrás, Unai dirigiendo la operación y Vicente delante por si caíamos. Bueno todo eso riéndonos a carcajada limpia. Y decíamos: Hasta la otra que te volverás a subir. Ah! Y no olvidemos mis habituales caídas. Me decían la niña de goma, porque rebotaba en el suelo, si si, me caía y en medio segundo estaba levantada, me limpiaba con la mano la tierra de las rodillas y de las manos y a jugar! Al ratito me decían, Marta llevas sangre! y yo, pues ya se irá jejeje.

La verdad es que fui muy feliz con ellos. El sábado le propuse a Reyes hacer una cena los 10, justo este año que cumplimos los 25 añitos. Pero está mal la cosa: con Sara no se hacen, Unai ha sido papá y no sabemos dónde está, de Adrián tampoco sabemos nada, David, bueno el pobre David ha terminado mal y los otros pues no tienen mucho interés. Así que haremos una cenita Reyes, Isabel y yo, somos pocas pero bien avenidas y seguro que nos echamos mogollón de risas recordando nuestras travesuras que hacíamos de pequeñas y de no tan pequeñas.

La fotografía primera que os pongo es de uno de los cumples de Reyes, creo que refleja perfectamente lo bien que lo pasábamos juntos y lo unidos que estábamos. Esta segunda foto somos Reyes, yo e Isabel con 6 añitos con nuestro proyecto que consistía construir una vivienda con cajas de zapatos (ni que supieramos el futuro jeje)



Espero que os haya gustado mi pequeño relato de mi infancia en el cole. Pronto os contaré como fue mi paso a la secundaría, para que os riáis un rato.

Un abrazote colegas blogueros!

11 comentarios:

Miguel dijo...

¡Qué entrañables recuerdos...! por lo que cuentas y como lo cuentas veo que tuviste una infancia feliz. Y aunque aquel grupo, por diversas circunstancias se ha deshecho, queda el recuerdo, que siempre estará ahí para que le eches una ojeadita de vez en cuando.
Un beso grande grande grande...

Anónimo dijo...

Suerte, yo no me hablo con ninguno de mis compañeros de entonces. Por diversos motivos, pero no tenemos contacto. Una pena

Lauryna dijo...

Yo voy a clase con mi amiga del parbularioy siempre contamos batallitas a los de clase, y se parten con nosotros.
Me alegra ver como tus amigos te ayudaban y no te dejaban atras.

:)
Un besito

Lujo dijo...

Hola Marta,

Es precioso tu relato y recordar lo bonito que nos ha pasado es como refortalecer el corazón. Algo así como darle muchas vitaminas. La alegría, la buena onda, el cariño...son cosas que nos impulsan a seguir adelante en el camino.
Me alegra que hayas sacado este tema pues hace menos de un mes tuve una comida con mis compis de colegio después de 20 años. Conseguimos reunirnos 28 y fue un encuentro muy emocionante. Recordar profes, anécdotas y ver cómo el paso del tiempo nos ha cambiado.
Muchas gracias por esta bonita entrada.
Un abrazote de corazón ;)

adiós, cuídate dijo...

Los mejores recuerdos, sin duda, son los de la infancia. Sobre todo si hemos tenido la suerte de crecer en un ambiente de paz y armonía.
Saludos desde adiós, cuídate

Hada Isol ♥ dijo...

Me encantó conocer tu niñez,yo recuerdo mi niñez con ternura,viví mometos duros,pero tambien muchos monetos preciosos que atesoro,que lindo ha sido leerte Marta,me voy con una sonrisa y una sensación muy grata en el alma,me sentí allí con ustedes! un abrazo!

Arwen dijo...

Que relato mas tierno, me alegro que tengas tan buenos recuerdos de tu niñez y que dulces tus amigos cuando jugabas con ellos...todos juntos sin distinción...una entrada preciosa Marta...gracias por compartirla con tus amigos virtuales...mil besitos princesa

Anónimo dijo...

que bueno que tengas tan lindos recuerdos de tu niñez, ellos son los que forjan a un adulto feliz............
felicitaciones, reina

un gran abrazo

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

Son tiempos magníficos. Aquella época siempre es muy bonita y linda. Besos.

Perséfone dijo...

Al igual que tú yo una gran aficionada a recordar aquellos momentos felices de mí infancia (que por suerte fueron muchos) y compartirlos con los demás.

Estoy deseando que nos cuentes lo de secundaria. Seguro que me gustará tanto como esta entrada.

Un abrazo y gracias por abrirnos tu baúl de los recuerdos y enseñarnos algunas de las cosas que guardas dentro de él.

Joel dijo...

Precioso tu relato Marta, a veces los recuerdos de mi niñez vienen a mi mente... ¡Cómo somos de niños!.
Mil besos... Y muchas gracias por tu comentario en mi blog.